sábado, 10 de octubre de 2009

El hombre sucio

Según Teofrasto, estas son las características que identifican a un hombre sucio (del libro "Los Caracteres", de Teofrasto):

DEL HOMBRE SUCIO
Hay hombres de una extremada suciedad, de un desaseo y una negligencia que repugnan. Los verás cubiertos de lepra, con las uñas largas y asquerosas, pero mezclándose con la gente; imaginan que pueden alternar con todo el mundo, sólo con decir que lo que tienen es una enfermedad de familia y que la padecían su padre y sus abuelos. Hasta hay alguno que tiene las piernas ulceradas y no se acuerda de ponerse en cura; ó si piensa en ello, es cuando el mal á fuerza de tiempo y de descuido se ha hecho incurable. Está erizado de pelos en los sobacos y en el cuerpo todo, lo mismo que una fiera; tiene los dientes negros y es imposible acercarse á él ni resistirlo. Pero no es esto sólo: se suena y escupe cuando está comiendo, habla con la boca llena y bebe haciendo porquerías; se sirve para el baño de un aceite mal oliente, y se presenta en las reuniones públicas mal vestido y con la ropa manchada. Si tiene que acompañar á su madre cuando ésta va á consultar un adivino, jamás abre la boca sino para decir palabras de mal agüero (1). En el templo mismo, haciendo libaciones(2), si se le escapa una copa ú otro vaso cualquiera de la mano, se echa á reír de la aventura cual si hubiera hecho una cosa extraordinaria. Un hombre así no puede escuchar un concierto de excelentes tocadores de flauta; palmotea con fuerza como para aplaudir, ó tararea con voz desagradable el mismo aire que tocan; le enoja la sinfonía y pregunta si no acabará pronto. En fin, si escupe estando en la mesa, lo hace justamente sobre el que está detrás para darle de beber.

(1). Los antiguos tenían en cuenta las palabras que se proferían, aunque fuera por casualidad, cuando se consultaba á los adivinos y agoreros, como también cuando se iba á los templos para sacrificar.
(2). Ceremonia de verter en los sacrificios vino ó leche.

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